FUNDAMENTOS DE BIOENERGÉTICA ACUPUNTURAL
EN BUSCA DEL CONOCIMIENTO PERDIDO
BIOENERGÉTICA (Capítulo 1º)
Desarrollaremos a lo largo de varios capítulos una serie de artículos dirigidos a justificar la necesidad de estudiar la MTCH. en Occidente a través de la Bioenergética, exponiendo los fundamentos biofísicos que permitan su interpretación.
La bioenergética viene a ser el instrumento o el medio que va a permitir aunar la filosofía oriental y su empirismo a la biología y la medicina occidental y su ortodoxia científica.
Acupuntura para el occidental no significa más que Acus (aguja), puntura (punción), término introducido por los Jesuitas en el siglo XVIII, siendo este, por tanto, un término vacuo, exento de todo fundamento científico. Para el oriental el término Acupuntura engloba una serie de leyes y principios que le permiten entender al hombre como un ente energético sometido al influjo de las energías que provienen del Cielo y la Tierra (su medio geocósmico) y por tanto susceptible a las variaciones del mismo.
Modificar el espíritu mecanicista que impregna nuestro desarrollo académico y entrar en una nueva concepción integracionista del Cielo-Hombre-Tierra o espíritu holístico, sólo es posible a través de la bioenergética, ciencia que estudia las interacciones de la energía sobre la estructura viva.
Por ello, ésta es el puente que permite dicha integración y el cuerpo doctrinal básico e imprescindible para todos aquellos que pretendan ejercer las medicinas vitalistas. Aquellas que consideran a la energía como principio integrador y regulador de toda estructura físico-química y por tanto su cúspide biológica.
Estamos, pues, ante algo trascendente ya que puede aplicarse para curar y mantener la salud que es lo más importante que le puede acaecer al hombre, y por ello debe ser digno de un estudio serio, metódico, racional, lógico y, por tanto, científico.
Por ello, estructuramos la enseñanza de esta medicina siguiendo el criterio de formación académica occidental, en cuanto a la forma, siendo el fondo los principios energéticos orientales, haciendo así posible su comprensión.
Es el fruto de más de treinta y cinco años de recopilación, síntesis e investigación de diversas fuentes en relación con las Etnomedicinas Vitalistas y en particular con la Tradicional China.
En el estudio de estas ciencias se produce un fenómeno que captó siempre nuestra atención y que suponemos fue la motivación más importante para su creación de cuerpo doctrinal de la Bioenergética.
En términos generales, los colectivos sanitarios occidentales se asoman a la ciencia médica tradicional China considerando que en ella se encierran recetas mágicas y métodos milagrosos que le van a permitir complementar su praxis y por tanto, tener más posibilidades terapéuticas y progresando en competencia con sus colegas, adquiriendo mayor relieve profesional, social y humano.
Así es, efectivamente, por cuanto existen múltiples posibilidades en el diagnóstico, la profilaxis y el tratamiento con estas medicinas.
Sin embargo, ya en las primeras clases, los alumnos se dan cuenta que se enfrentan a una formidable estructura racional y metódica, entendiendo de manera inmediata que el ser humano es un ente regido por unas leyes universales, formando un todo indisoluble e interrelacionado, se dan cuenta de su estructura holística y por tanto de que se acabó la fórmula mágica o el «milagrito» terapéutico.
Un médico Estadounidense se matriculó en una Facultad de Medicina Tradicional China en California. El primer día de clase el profesor comenzó explicando los efectos que los agentes climatológicos desencadenan en los procesos biológicos sobre todo las llamadas cinco energías exógenas (calor, frío, viento, humedad y sequedad) los troncos celestes y las ramas terrestres, etc.
Anonadado, envió un correo a sus colegas y amigos en la que les comentaba, en plan guasón, que tenía la impresión de haberse equivocado de Facultad y que creía haber asistido a la Facultad de Meteorología.
Decidió, a pesar de no entender casi nada, continuar sus estudios de MTCH.
A los seis meses envió un nuevo correo a sus colegas y amigos diciéndoles: siento mucho mi ironía de hace seis meses, pero entonces yo no sabía que el ser humano es un ente meteorológico
Es preciso explicar esas leyes a través de un método de progresivo entendimiento, despojando a estas enseñanzas de todos los mitos, leyendas, ceremoniales y diversas parafernalias con que la suelen recubrir la ignorancia o el oportunismo.
A partir de ese momento todo un mundo de ilusión se abre para el estudiante, vislumbra un nuevo enfoque terapéutico basado en las energías humanas, su formación, circulación, relaciones, etc., se da cuenta de que la energía es la fuente integradora y reguladora de toda la forma químico-física, de que el sistema nervioso no es más que el puente de paso que precisa la energía para proyectarse en la materia, que las funciones bioquímicas se producen mediante estímulos energéticos (no hay química sin energía).
Para la mayoría de ellos el ser humano y todo su entorno toman una nueva perspectiva mucho más amplia, ya que el árbol no le impide ver el bosque.
Ello genera una serie de expectativas que a veces no se pueden cubrir de una manera integral por dos motivos fundamentales: insuficiencia en el conocimiento y de esquemas didácticos metódicos adaptados a la enseñanza de corte cartesiano.
La idiosincrasia oriental no cuestiona los principios filosóficos que rigen su comportamiento terapéutico, sabe que funcionan y los aplican (empirismo), considerando el método científico como una etapa evolutiva del conocimiento y no una premisa para su aplicación.
La occidental, a nivel académico, se desarrolla exactamente al revés, motivando que sistemáticamente sean rechazados todos los métodos propuestos aunque su evidencia sea tan patente como el hecho de que las medicinas vitalistas conformen el método terapéutico de primera intención en más de la mitad de la humanidad, desde hace milenios.
Es el Yin y el Yang compuesto de dos fuerzas opuestas pero complementarias, es el DAO o el camino hacia una armonía. Es preciso que la comunidad científico-médica abra sus puertas a otros enfoques terapéuticos evidentemente distintos a los alopáticos, pero también es necesario que se investiguen de una manera metódica y racional los principios que rigen las medicinas tradicionales.
Este tipo de enseñanza y la calidad del alumno representan un reto y una necesidad evidente en el desarrollo de la actividad docente y nos impulsó en la búsqueda de los nexos de unión entre ambas filosofías, las vitalistas de corte filosófico místico y las mecanicistas basadas en criterios de tipo cartesiano que rige los principios médicos de la cultura oriental y occidental en términos generales. Es un arduo camino lleno de obstáculos que probablemente levante las críticas de los «conspicuos científicos» y los «inmateriales filósofos» el saber y el ser, la forma y el fondo.
Para unos y para otros citamos a PD Ouspensky y en su obra Fragmento de una Enseñanza Desconocida: «cuando el saber predomina sobre el ser (la ciencia sobre la esencia), el hombre sabe pero no tiene el poder de hacer; es un saber inútil, el saber del detalle ligado a la ignorancia de la esencia. Cuando el ser predomina sobre el saber, el hombre tiene el poder de hacer, pero no sabe que hacer, sus esfuerzos han sido inútiles».
En primer lugar es preciso considerar, en su verdadera dimensión, la circunstancia cósmico-telúrica del ser humano. Resulta muy difícil introducirse en los principios vitalistas que consideran al mismo como un reflejo de dicha dualidad y circunstancia derivada de su acción. La praxis y ortodoxia occidental, considera, en base a un cientifismo, cuestionado hasta en sus propias bases, la existencia de la Acupuntura como un empirismo o mero filosofar sin considerar la tremenda carga científica que encierra sus principios, sancionados día a día por la evidencia de los hechos.
Tras grandes esfuerzos y largos años de estudio el terapeuta occidental accede al ejercicio de su profesión, de la cual, lógicamente, está orgulloso, conformando una idiosincrasia de clase derivada de la posibilidad de practicar la más noble de las profesiones. Estas circunstancias apoyadas por los principios del racionalismo cartesiano, que rige el desarrollo científico, conllevan a una situación de escepticismo o de rechazo sistemático de otras posibilidades terapéuticas que puedan cuestionar ciertos principios adquiridos y que es un rico caldo de cultivo para muchos intereses más prosaicos que los sanitarios.
Por ello es preciso tratar de dar una respuesta científica o al menos racional a los principios que rigen la MTCh., de tal forma que sean comprensibles o guarden cierto grado de lógica alopática.
Los clásicos chinos, en base a su filosofía, manifestaban los principios de acuerdo al conocimiento existente en su época y así hablaban del embalamiento de Yang hepáticoo la insuficiencia deYin renal como causas de un equilibrio del Dao Vital (hipertensión), o de la caída de Yin por insuficiencia de Yang (metrorragias), o del Pei Cardiacopor alteraciones del Yinde Bazo-Páncreas(cardialgias), etc.
Transpolar estos términos a la ciencia médica actual y hacerlos comprensibles es una labor delicada que exige una metodología y desarrollo didácticos sumamente complejos.
En segundo lugar la M.T.Ch y en concreto la Acupuntura-Moxibustión es una ciencia médica y como tal tiene su propia fisiología, anatomía, etiopatogenia, diagnóstico y tratamiento y, por tanto, su estudio debe desarrollarse en base a un esquema de progresivo conocimiento y no en formularios o «combinaciones secretas» que en el mejor de los casos actúan de una manera sintomática sin tener en cuenta el factor etiológico.
La individualización estricta del paciente, es premisa derivada de la propia circunstancia energética del hombre; son tantos los factores que pueden modificar los potenciales energéticos que resulta imposible una misma respuesta o alteración. Los olores, los sabores, las dietas, los colores, los factores psicoafectivos, las circunstancias geográficas, cosmológicas, ambientales, epigenéticos, etc., son parámetros incidentes sobre la economía psico-somática humana.
En tercer lugar consideramos que la enseñanza de la Acupuntura debe desarrollarse, al igual que en otras disciplinas, siguiendo un método de progresivo entendimiento que permita introducirse gradualmente en base a unos principios firmemente establecidos.