¡¡ FELIZ NAVIDAD ¡¡
EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD
UNAS REFLEXIONES DIRIGIDAS A LAS NUEVAS GENERACIONES.
De la generación del 43 y ya con 75 años, creo haber acumulado el suficiente conocimiento y experiencia como para poder hacer estas reflexiones.
NAVIDAD es la fiesta más universal e importante de la humanidad y los cristianos celebran el nacimiento de Jesucristo hace 2000 años. Un acontecimiento gozoso que traía con Él una concepción amorosa de la convivencia humana llegando al perdón incondicional, ”incluso poniendo la otra mejilla“.
Para la cultura Romana, dominante en aquella época, fundamentada en el poder por la fuerza y la imposición, ello era ridículo y digno de escarnio.
Poco ha cambiado, existe bastante analogía con los tiempos actuales en donde “los pretores romanos” se visten de políticos supeditados a los poderes “del César” o el imperialismo capitalista y luego se lavan las manos como Pilatos. Lo importante es la poltrona jaleada por los voceros de los medios de comunicación que chupan del bote y una sociedad políticamente inculta que se lo cree.
Yo no sé si Jesucristo nació en Diciembre o en otro mes, probablemente sería en un mes de climatología más benigna.
Lo que sí sé, porque lo he vivido, es que los meses de invierno y coincidiendo con los días de menor luz y calor, las gentes se reunían alrededor de un Lar (fogón en donde se calentaban y se cocinaban los alimentos).
La inclemencia del tiempo hacia que alrededor del fogón se pusieran escaños o asientos con respaldo y arcones que guardaban las ropa o los víveres; en donde, con cojines hechos de la lana de las ovejas del corral, se sentaban a charlar, se contaban y se cantaban cuentos y costumbres antiguas, nos fascinaban las leyendas de los antepasados, se mantenía la Estirpe de la Tradición como una enseñanza para el futuro, se jugaba a las cartas, el parchís…, incluso se dormía la siesta.
Hacían uso de los atributos fundamentales del ser humano manifestados a través de la palabra y la conciencia de existencia. (EL THÂN).
Pero no hay problema, ahora tenéis la comunicación global que os une en el espacio y el tiempo a través de la Tablet, el Móvil e infinidad de maravillosas herramientas cibernéticas. Y sobre todo hay una televisión que os cuenta todo lo que queráis, aderezado con la salda política del partido dominante en esos momentos.
Se asaban las castañas recolectadas en otoño, al igual que otros muchos frutos secos (avellanas, nueces, almendras…). Con la miel, recientemente extraída del panal, se hacían los turrones y mazapanes más deliciosos que jamás podréis ni imaginaros.
Se elaboraba el pan obtenido de un grano biológico (no transgénico) que era una delicia gastronómica, con un trozo de embutido o tocino del cerdo criado en casa, cogido de la olla (en donde se conservaba en su punto hasta el verano), podías “flipar en colores” sin necesidad del fumar un porro.
De vez en cuando se comía un pollo de corral, unos huevos, un filete de ternera (puro éxtasis para el gusto) y otros animales domésticos. Todo ello componía una dieta de cuyos sabores, texturas, olores y demás características vosotros, desgraciadamente, ni imagináis lo que eran. Un trago de vino, de vez en cuando, con motivo de alguna celebración, cogido con el jarro del “cubato” en la bodega, nos podía llevar al canto y la risa noble y sincera con el corazón henchido de felicidad, de amor y amistad.
Pero no hay problema tenéis el “Pollo Loco”, “La Vaca Loca”, …., “La Super Hamburguesa” de proteína industrial que conjuntamente con unas fritas componen la comida basura o el mayor peligro para la salud del ser humano.
Eso sí, la industria agroalimentaria lo adorna para seducir, pagando ediles “científicos” que se encargan de cantar las excelencias del producto.
Para completar la intoxicación, se riega la opípara comida con una buena Coca-Cola o similar, saturada a rabiar de azucares y sustancias químicas.
Aquella vida bucólica os parecerá de otro planeta o de hace siglos, sin embargo nosotros la hemos vivido y más aún, nuestros padres y abuelos, no urbanícolas, que eran la mayoría.
Esa circunstancia que te permitía disfrutar, con tanto deleite, los dones de la naturaleza no era gratis y hacía que la familia estuviese unida, se apoyaran mutuamente y fueran felices teniendo la meta de lograr, ni más ni menos, que la supervivencia y el disfrute que ello emana.
Todo el mundo arrimaba el hombro pues era lo que habían visto y aprendido desde siempre y sabían que un buen invierno dependía del esfuerzo del resto del año.
Pero no hay problema hoy vosotros tenéis de todo en un paraíso global de abundancia. No precisas de los vecinos que como antes te ayudaban y auxiliaban en las épocas de cosecha o enfermedad. Si te caes puedes quedar herido en la acera que nadie te va ayudar (¿para qué?, si no necesito nada de él).
Cada cual va a su bola persiguiendo con ansia “el becerro de oro” que representa el pseudo bienestar material. Todo ello inducido por “los mercaderes” y sus reclamos publicitarios y por unos padres (hipotecados hasta la jubilación) que no tienen tiempo para educarles en el respeto a las normas y leyes de toda estructura social cimentada en la justicia, la dignidad y el amor. En las parejas, pasada la fase hormonal de la tosterona –“dura lo que dura dura”, en muchas ocasiones, prima el egoísmo personal que les lleva a no soportarse y no tener hijos, pues ello implica renuncias que no están dispuestos a asumir.
LA NAVIDAD simboliza un acontecimiento trascendente para el ser humano iniciando la cultura Cristiana del Amor y la Solidaridad.
Ese sentimiento forma parte de los genes de los seres humanos y se manifiesta como un recuerdo o memoria colectiva que añora inconscientemente ese estado de felicidad que se perdió en aras de unos avances tecnológicos que, indefectiblemente, nos llevan a una vida artificial y la autodestrucción.
La revolución Industrial creo una sociedad capaz de “comprar la seguridad para la supervivencia” y con la aparición de las clases medias ya no era tan necesaria la colaboración familiar para lograrlo.
“Contra más ganabas más seguridad comprabas” dando lugar a un egoísmo basado en el miedo de perder la capacidad de sobrevivir al futuro incluso después de muerto (panteones y tumbas faraónicas). Se protegían, la mayor parte de las veces, creando clanes mafiosos, asociaciones políticas, profesionales…etc. De amor, nada de nada, se acudía a la misa del funeral del que habías mandado asesinar el día anterior.
De nuevo el egoísmo destruye el amor y la felicidad del conjunto.
Sería un largo relato justificar la filosofía Aristotélica que nos dice que la felicidad la da tener una meta y un objetivo ligado a la esencia amorosa del ser humano.
O bien, como dice Lao Tsé en el Tao de la Vida: el egoísmo (Yang) destruye al amor (Yin). El amor (Yin) controla al egoísmo (Yang)”.
Según los filósofos modernos como A. Scopenhauer, la persona madura intenta vivir menos de acuerdo a los apremios ciegos de su voluntad y más en sintonía con todo lo que sea eterno y trascienda su yo o ego personal.
El problema de todo ello, en mi opinión, es que para llegar a la madurez primero hay que pasar por la juventud. Una juventud brava, desbordante, indómita, llena de energía, donde vas “sobrao”… en donde se suele beber el licor a tragos y no a sorbos.
Nosotros y aún más nuestras anteriores generaciones, vuestros bisabuelos, sabían lo que era la felicidad, degustado la vida poco a poco, sin excesos.
Se aprende cayendo y levantándote, se aprende de la vida con los años. Lo que ocurre es que a veces parece que se llega tarde, pero si alguno entiende lo que quiero trasmitir a través de esta misiva, quizás haya merecido la pena escribirla.
JUVENTUD: TENER SIEMPRE EN LA MENTE UN OBJETIVO, UNA META, UN MOTIVO QUE OS LLEVE A DAR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO. TENER FE Y AMOR SOLIDARIO. ELLO OS PROTEGERÁ EN LAS CRISIS DE PERSONALIDAD POR LAS QUE PASARÉIS SÍ O SÍ.
A. Carlos Nogueira Pérez