Existió un tiempo remoto de la historia de la humanidad, en el cual vivían unos hombres muy sabios, con profundos conocimientos del CIE LO Y LA TIERRA. Eran astrólogos, astrónomos, geómetras y geólogos; por tanto, conocían los movimientos del cielo y de la tierra. Esto se refleja en el conocimiento y estudio del exagrama Pa kua que describe los tiempos y los ciclos de la naturaleza; o en el I’Tching, libro de las mutaciones, que es un profundo tratado de estadística, escrito curiosamente en el lenguaje binario como en nuestras modernas computadoras; o en la descripción de la ley «medio día – media noche» en la cual se combinan 22 parámetros de influencia energética sobre el desarrollo climático y por lo tanto humano. O con los múltiples tratados sobre el Feng-Shui (literalmente traducido como viento-agua o lo que es lo mismo movimientos freáticos y corrientes geotelúricas).
No debemos confundir el desarrollo tecnológico propio de nuestra cultura actual con el verdadero conocimiento del medio en el cual el ser humano desarrolla su existencia. Hay personas que consideramos mucho más importante el panteísmo y su ley natural que el cientifismo como filosofía de vida.
En aquellos tiempos remotos descritos por los historiadores chinos como la dinastía de los «Tres Emperadores Míticos», hacia el 4000 A. de C., se marcaron cambios bruscos en el devenir de la humanidad; en esa época se produjo un asombroso avance en las ciencias, el arte, la agricultura y sobre todo en la medicina.
Durante miles de años la humanidad evolucionaba culturalmente de una manera muy lenta, hasta la aparición de estos personajes históricos que marcaron un antes y un después en la evolución intelectual del ser humano. Aparece entonces una espléndida civilización que aún perdura en la memoria histórica de sus descendientes, que evocan aquel remoto pasado en forma de una mitología popular, origen de la peculiar filosofía oriental eminentemente panteísta.
Aquellos asombrosos conocimientos los puede apreciar todo aquel que estudie, de una manera ecuánime, la historia china antigua, sobre todo revisando detenidamente los libros clásicos como el Nei Jing So Wen, uno de los libros de medicina más antiguos que se conocen y que relata las conversaciones de Hoang Ti (El Emperador Amarillo) con el sabio, médico y sacerdote (Ki Pa), sobre temas de salud. O bien las doce proposiciones axiomáticas de otro de los emperadores míticos como Fu-Shi. O bien, simplemente, el Tao Te King del gran sabio y filósofo Lao Tse que rememora aquella época.
Todo ello es una pequeñísima parte de lo que se salvó de la quema de la biblioteca de Beijing. Se perdió con ello la posibilidad de conocer el origen, objetivos y destino de aquellos grandes y extraños personajes y probablemente la respuesta a la gran pregunta existencial de quiénes somos y qué hacemos aquí.
Aquel conocimiento, tan profundo, era patrimonio de una élite de sacerdotes-médicos que formaban parte de la corte real. Cuando por circunstancias no aclaradas, (aunque presumiblemente, como ha ocurrido a lo largo de la historia, por persecuciones ligadas a intereses más prosaicos que el conocimiento), esta élite fue perseguida y dispersada. Se originó una diáspora hacia los lugares lejanos e inaccesibles de las altas montañas (donde aún hoy día continua la persecución) y hacia Oriente Medio, dando lugar al resurgimiento de focos culturales entroncados con el saber original como fueron la civilización hebrea de los tiempos de Salomón, las culturas Persa, Griega, Egipcia, etc.
Se logró recuperar parte de aquel conocimiento perdido y cuando se empezaba a vislumbrar, de nuevo, la luz del conocimiento trascendente, fue destruido en el año 96 de nuestra era por las huestes romanas con la quema de la biblioteca de Alejandría. De nuevo la fuerza del poder en contra del conocimiento.
Comenzó un nuevo éxodo hacia la Europa mediterránea e incluso hacia las islas Británicas, donde se desarrollaron focos culturales importantes sobre todo en la España medieval de Alfonso X el sabio que logró aunar de nuevo las diversas corrientes culturales judeo-árabe-cristiana oriundas del oriente medio.
Cuando todo aquello asombraba y se empezaba a hablar de alquimia, átomos, astrología, etc., fue destruido por las hogueras de la inquisición.
Lo que se salvó fue destruido con el juicio a los templarios y posteriormente con las sistemáticas quemas y purgas de los sistemas totalitarios como el fascismo, comunismo… revoluciones culturales fanáticas que destruyen hasta las piedras o monumentos evocadores de aquella cultura.
Fuego, fuego y más fuego, eso es lo ocurrido durante los últimos 6000 años de la Humanidad.
De esas cenizas y de lo poco que se salvó por el empeño de herméticos depositarios, está resurgiendo un conocimiento que empieza a vislumbrar un nuevo y diferente paradigma del ser humano, más en consonancia con el Cielo y la Tierra. La experiencia de los siglos nos alerta de las piras que están preparando los grandes poderes del mundo actual que no renunciarán a las prebendas del enfermo sistema.
Lo que nos trasmitieron los chinos, como herederos directos de aquellos ancestros, sobre todo en el campo de la medicina, mediante la acupuntura y sus técnicas afines, está basado en postulados filosófico-místico-empíricos que evocan aquel conocimiento y por tanto carecen de los argumentos científicos que en occidente se otorgan a todas las ciencias, sobre todo, médicas.
Este aspecto ortodoxo-científico de corte cartesiano choca frontalmente con el aspecto oriental, cargado de misticismo, originando un antagonismo difícil de compatibilizar.
Sin embargo es conveniente recordar a los «conspicuos científicos» y los «filósofos místicos» que CIENCIA Y FILOSOFÍA componen el TAO DEL CONOCIMIENTO. (Tao es camino y conocimiento es saber). No existe filosofía sin ciencia, ni ciencia sin filosofía. El que quiera tomar «el camino del saber» debe unir, en perfecto matrimonio, el YIN (filosofía) con el YANG (ciencia). Esto es lo que nosotros llamamos dentro de campo que nos ocupa MEDICINA INTEGRATIVA.
«Todos los caminos del mundo se producen por interacción dinámica y cíclica de antagonismos. Los antagonismos conforman la unidad que contiene y trasciende todas las fuerzas opuestas». HERÁCLITO.
«Un análisis sencillo, pero profundo, de las relatividad de Einstein nos hace comprender científicamente lo que hasta ahora solo ha sido posible vivir en el sentimiento intuitivo de la mística». S. VAN NEIS ZIEGLER.
Cuando en occidente surgió un ser excepcional que tuvo la oportunidad de reunir en su persona el conocimiento médico oriental (se formó el Hanoi como médico oriental) y el conocimiento médico occidental (se formó en Francia en medicina occidental), con un completo dominio de la escritura ideográmica, con una capacidad mental que le permitió acrisolar ambas filosofías y además con una enorme capacidad de trabajo que le permitió durante más de 50 años publicar numerosos tratados sobre acupuntura y dirigir la revista de acupuntura más importante que se ha publicado en occidente (Le mensuel du Medicin Acupuncteur).
Cuando el Dr. N’GUYEN VAN NGHI murió, cerrando el milenio, en diciembre de 1999, a los 94 años de edad, tenía fuerzas y capacidad para dar conferencias en todo el mundo, la última en Madrid en noviembre de 1999 donde le invitamos a hablar sobre anestesia y MTCh.
Vivió el revolucionario resurgimiento de la física cuántica que de- mostraba que materia y energía eran una misma cosa en diferente estado de manifestación. La física moderna, que superó los conceptos de la física Newtoniana, desarrollaba dos grandes principios. La teoría de la relatividad y de la interdependencia que confirmaban, de una manera científica, las dos piedras angulares en las que se sustentan la acupuntura y en general la MTCh. Y que se denomina la ley del Yin-Yang (relatividad) y la ley Wu Xing o ley de los Cinco Movimiento (interdependencia).
Sus seguidores hemos continuado y avanzando en ese camino. Ello nos ha permitido crear la acupuntura bioenergética como desarrollo biofísico de la MTCh.
De lo anteriormente expuesto se desprende la necesidad de aunar los aspectos positivos que ofrecen ambas corrientes médicas, esto permitirá que la acupuntura se integre, con pleno derecho, en el contexto sanitario y académico occidental, que la antigua tradición encuentre soportes científicos y que la medicina moderna encuentre nuevas vías de desarrollo mediante la utilización de las terapias energéticas, que sin duda tendrán una enorme proyección terapéutica en el futuro.
Aparte de todo lo anteriormente desarrollado, no tenemos más que seguir los principios biofísicos modernos para encontrar dicha base científica.
Las modernas investigaciones en física cuántica demuestran, sin ningún lugar a dudas, el gran conocimiento que atesoraba la antigua tradición médica cuando hablaba de las manifestaciones energéticas del medio (colores, olores, notas musicales, elementos climáticos, sabores, influjos cosmo-telúricos, emociones, etc.) como factores capaces de provocar reacciones bioquímicas favorables o no, dentro de un contexto de interdependencia y relatividad, en una entidad biológica.
Es evidente que al enamorado no le inyectan testosterona en el momento de la relación, ni adrenalina en la conquista, solo existe energía capaz de producir dichas reacciones químicas.
A BUENA ENERGÍA, BUENA QUÍMICA. ¿Conoce usted alguna energía más fuerte que el amor? Quizás la historia de los grandes sanadores solo sea una cuestión de amor, tengo entendido que un tal Jesucristo la utilizó hace 2000 años.
Hoy sabemos científicamente que:
– Las partículas subatómicas implicadas en todo proceso bioquímico pueden dar y recibir influjos energéticos de tipo foto-electro-magnético. Ello demostraría la indisoluble relación cosmotelúrica o cosmogénica entre el ser humano y su medio.
– Actuando sobre los campos energéticos podemos prevenir las alteraciones bioquímicas que siguen a un desequilibrio de polaridades, y más aún, la verdadera curación de cualquier enfermedad pasará por la regularización de la energía humana, vehiculizada a través de los canales energéticos y trasmitidos a través del sistema nervioso, según observamos en la pirámide biológica.
– Este es el fundamento de la Acupuntura bioenergética y de todas aquellas medicinas que consideran a la energía como principio integrador y regulador de toda circunstancia físico-química (VITALISMO).
Todo lo anteriormente expuesto permite desarrollar los principios básicos que rigen las medicinas bioenergéticas en sus múltiples y diversas modalidades (acupuntura, auriculoterapia, magnetoterapia, fototerapia, cromoterapia, aromoterapia, musicoterapia, crioterapia, termoterapia, telurismo, fengshui, qigong, taichí, tuina, moxibustión, helioterapia, homeopatía, etc. etc.).
¿Por qué una gran parte de los diagnósticos ambulatorios acaban en idiopático? Es una buena pregunta para reconsiderar el hecho de que la enfermedad energética cursa con síntomas a veces prodrómicos que no implican, en principio y a veces ni al final, alteraciones bioquímicas ni funcionales con lo cual es imposible el diagnóstico analítico y de imagen típica de la medicina occidental.
Y sin embargo el paciente tiene síntomas y signos anómalos que le impiden realizar una vida saludable. Esos síntomas son « timbres de alarma « que indican que algo no funciona bien, que es conveniente restaurar el equilibrio perdido antes de que la enfermedad evolucione a estadios de peor consideración, pronóstico y respuesta terapéutica. Ya hace miles de años un muy antiguo libro de medicina (Nei Jing So Wen), decía «mal médico es el que cura, buen médico es el que previene la enfermedad».
Para ello hay que desterrar del lenguaje médico los términos: idiopático, gran parte de lo «nervioso» y mucho de «lo vírico» (esos grandes «cajones de sastre»).
El virus (especie de entelequia científica), solo provocará enfermedad ante circunstancias anómalas y no en circunstancias biológicas normales. Todo microorganismo desencadenará su acción patógena en función de dos factores: el terreno y la carga (esto es la predisposición orgánica y la intensidad del agente desencadenante). Si el terreno es fuerte podrá rechazar la acción patógena del agente, lógicamente en circunstancias más o menos normales. Por mucha fortaleza que tenga no podré resistir el ir a pasear al polo norte en camiseta.
Suele ser fácil echar la culpa al «bichito», sabemos que no va a protestar, que no tiene abogado defensor y que se va comportar como el chivo expiatorio de nuestros errores e ignorancia. Es muy fácil decir que la úlcera de estómago está producida por una bacteria con nombre raro, cuando en realidad ese microorganismo, al igual que todo ser viviente, se va a desarrollar si el medio le es favorable. Corrijamos pues el medio consiguiendo un equilibrio Yin-Yang (ácido-básico), como agente predisponente, reduzcamos la influencia del factor desencadenante, asociado o un aspecto de tipo emocional (personalidad ulcerosa) y veremos como muy pronto el helycobacter pílorii se convierte en un ente saprofito o desaparece. En acupuntura eso significa fortalecer el Yin gástrico (mucosa gastro-intestinal) y reducir el Yang de Hígado (como agente desencadenante), eliminando el factor primario de acidificación capaz de erosionar la mucosa a través de un mecanismo biológico de hipergastria reactiva.
Conviene para conocimiento de todos los que se acerquen al estudio de la acupuntura bioenergética, desarrollar los principios básicos en los que se sustenta:
A) La enfermedad tiene como causa etiológica habitual un desequilibrio energético, no diagnosticable, en principio, a través de ana- lítica, ni imagen.
B) Un mismo disturbio, como causa etiológica, puede originar cuadros patológicos en diversos órganos y sistemas conforme a la predisposición »del terreno «. Concepto de diátesis.
C) Debe existir un justo equilibrio entre la energía circulante (Yang) y la sangre circulante (Yin). Es el equilibrio vital, el TAO VITAL, el Qi y el Xue, como las dos sustancias fundamentales de la vida.
D) Todo estímulo energético provoca una reacción hiperémica y por tanto hipertérmica.
E) Los estímulos energéticos del medio inducen reacciones selectivas (tropismo) sobre los diversos órganos y sistemas conforme a su frecuencia, intensidad y longitud de onda.
F) El sistema nervioso es el puente de paso a través del cual la energía interacciona con la sangre, produciendo reacciones bioquímicas, de ahí su estructura mixta (electrofísica). Este es el motivo de que la acupuntura no sea un mera reflexología.
G) Existe un sistema capaz de captar y trasmitir la información energética del medio a través de los sentidos y de las complejas redes de canales y meridianos de acupuntura, que se comportan como aceptores de ciertos estímulos que después son vehiculizados al interior orgánico interactuando en los procesos bioquímicos y humorales.
Es conveniente recordar que el ser humano está compuesto por unas doscientas familias de células aproximadamente, por unos seis billones de células (neuronas, osteocitos, adipocitos, linfocitos, hematíes, plaquetas, etc.) y que esos clanes tienen muy delimitadas sus funciones, generando entre todos una organicidad específica.
La medicina holística dice que cada célula representa la totalidad de uno mismo ya que se formó a partir de una primera resultante de la unión del óvulo (Yin, como energía potencial) y el espermatozoide (Yang, comoenergía cinética), a partir de ella y por mitosis se generan todas las demás a lo largo de los nueve meses del proceso embrionario. La mitosis es la replicación íntegra del gameto incluido su aspecto energético. Cada vez que se produce una mitosis se libera el mismo cuanto energético que se originó en la unión del óvulo con el espermatozoide. El gameto ya contiene en sí mismo el código genético del posterior desarrollo embrionario. Se deduce pues que el impacto inicial marcará toda la gama energética de frecuencias. Si el óvulo tiene una gran carga de energía potencial provocará una mayor atracción polar sobre el espermatozoide y si éste tiene una gran carga de energía cinética se producirá un fuerte chispazo inicial. A partir de ahí el mecanismo ya es autónomo, al igual que cuan- do salta la chispa en la bujía de encendido de un motor de explosión. Una vez iniciado el proceso y mientras la madre proporcione energía (Qi) y sangre (Xue), (las dos sustancias fundamentales de la vida) se va desarrollando el ser.
La energía liberada en cada mitosis que como hemos visto estará relacionada con el primer «chispazo» en la banda de tolerancia de 0.2 a 0.09 Ev. Según la ecuación de Plank se corresponden precisamente con la longitud de onda de la radiación bioinfrarroja. Con menos de 0.09 no es posible la concepción y más de 0.2 sería un ente diferente al humano. Por ello en la filosofía taoísta la procreación tiene connotaciones diferentes y más profundas que la del acto sexual entendido éste como gozo o deleite.
Variar estas frecuencias por la acción negativa de los diversos agentes patógenos que describe la MTCh. puede dar lugar a la hipoplasia (procesos degenerativos) o a procesos hiperplásicos (tumorales) en cualquiera de los casos bien por vacío, bien por plenitud, la orquesta desafina y la sinfonía se convierte en bufa.
Es evidente que la masificación ha disminuido la calidad humana del acto médico. Muchas personas buscan en el sanitario una atención más personalizada, menos protocolaria, que tenga en cuenta las peculiaridades propias de cada paciente, necesitan que les escuchen, que les asesoren y les aconsejen, no sólo en el campo meramente biológico sino también en el emocional. Este es uno de los motivos por el que muchos terapeutas alternativos mejoran el éxito de sus consultas. Dedican más tiempo al paciente analizando los síntomas y tratando de encuadrarlos en un todo sindrómico. Más clínica y menos tecnología.
Si en los centros de salud se establecieran, en asistencia primaria, equipos multidisciplinarios que ofrecieran tratamientos naturales en forma de masajes, cataplasmas, acupuntura, fitoterapia, etc., coordinados por un responsable médico experto en medicinas naturales, pensamos que habría un importante disminución de la asistencia hospitalaria y de las interminables interconsultas, que en muchas ocasiones más parecen mecanismos derivativos y dilatadores, en el tiempo, que actos terapéuticos. Más clínica y menos tecnología.
Muchas veces el mayor efecto terapéutico se consigue al escuchar al paciente ávido de atención, una palmadita en el hombro, unas palabras de ánimo, una simple tisana o un masajito en los pies que el más sofisticado de los remedios farmacológicos. Ello no quiere decir que debamos renunciar a la receta farmacológica o a la intervención quirúrgica, si fuera necesario.
Siempre hemos mantenido que una verdadera política social pasa por cambiar multinacionales por trabajadores. Se reduciría el paro y se ahorrarían recursos que podrían dirigirse a otros frentes socio-sanitarios.
La acupuntura bioenergética explica de una manera metódica, racional y científica, las enseñanzas legadas por la etnomedicina china, que dijimos, al principio, adolece de ese aspecto. La bioenergética permite interpretar la mayor parte de los principios filosóficos que impregnan esta medicina, propiciando su entendimiento y dotándola de unas bases biofísicas que le permitan su integración en el contexto académico y sanitario occidental. Se pretende, con ello, tender puentes que permitan alcanzar la otra orilla sin riesgo a tener que abandonar en el camino.
Es muy gratificante observar como el profesional acupuntor formado a la manera oriental comienza, después de largos años de práctica clínica, a entender muchas cosas que antes permanecían en el campo del empirismo filosófico.
La acogida en todo Iberoamérica ha sido multitudinaria y nuestros libros los más solicitados por los profesionales acupuntores. Nuestra labor no es sólo formar a estos profesionales sino dotar, a los que ya lo son, de esta formación que, sin duda, mejorará su capacidad terapéutica.
Nuestro deseo será el mismo, supongo, que el de aquellos maestros antiguos, ayudar a otros en la búsqueda de ese conocimiento trascendente que le permita realizar la más noble y hermosa de las profesiones humanas, próxima a Dios, que es la de curar o sanar.